Simón, durante estos días que no he sabido de ti, he procurado dedicarme mucho a mi trabajo, ayudar a tu Tío José Leonardo y a distraerme en lo posible, dado que por más que llamo a tu mamá, ella no me atiende. Hoy 24 de diciembre de 2009, solo pido un regalo para nochebuena, y es escuchar tu voz, pero lamentablemente no se va a poder. Por lo tanto, deseo dejar estas cortas palabras aquí, y sentir que de alguna manera te habrán de llegar en la distancia que nos separa… Hijo mío, que Jesús el Niño Dios te bendiga y proteja, te conceda cada uno de tus deseos y te brinde la dicha y alegría que mereces…
Te amo hijo, y cuando vuelvas podrás abrir los regalos que el Niño te dejó conmigo…
Mil Bendiciones te envían tus abuelos, tu tío y yo, tu papá.
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